sábado, 3 de mayo de 2014

SUSANA SANTA



Calculadora e imprecisa era la valiente Susana, bruja de nacimiento, que no de vocación.
Su vertiente norte era selecta y constante, mientras que su cara sur se tronaba indomable y  delirante.
A la edad de cinco años ofreció su primer suceso, cuando haciendo hincapié en su berrinche infantil provocó mediante gritos la estrepitosa caída de todo cuanta ave volaba en su radio de acción, quedando estas en estado de inconsciencia durante varios minutos y recuperando nuevamente el aliento para continuar con su vuelo tras este esperpéntico suceso.
Fue algo inaudito.
Muchas son las acciones de magia que se le atribuyen a voces y cuchicheos entre la vecindad de su Liripio natal, estampidas bovinas, alborotos equinos de diversa índole, cambios en el flujo de corriente de los ríos y riachuelos que de buenas a primeras invertían su devenir y regresaban al nacimiento, y un etcétera de proclamas contranatura, desafíos a la física y desalientos generalizados.
Nunca tuvo una pareja estable, culpa de ello la tiene su fama de mujer maldita y bomba de relojería, vivía en la casa más apartada del núcleo rural, ya adentrándose en el grueso de bidueiros que se erigía como entrada de la basta y continua masa de carballos y espinos que abrigaba la aldea y la protegía en espacio de toda posible intervención foránea.
En sus manos residía y se concentraba abigarrado todo su poder.
Cierto día, macheta en mano y siendo víctima de un arrebato pulsional provocado por tan excesivo e incalculable poder, seccionó de un tajo ambas manos con el deseo en mente de acabar con todo cuanto maleficio se cernía sobre ella. Esto resultó ser en vano pues las manos se arrastraron nuevamente hacia ella, treparon por su cuerpo y se volvieron a unir a su cuerpo sin dejar rastro ni cicatriz.
Dias enteros pasó en su casa llorando, suplicando, deseando y muriendo.
Desde entonces hasta nuestros días ha ido domando todo este poder y aprendiendo a convivir con su problema logístico e incluso ahora disfruta, además desempeña una labor social de incalculable valor gracias a sus intervenciones divinas sobre las fuerzas de la naturaleza y que le han valido tanto como para reconciliarse con el vecindario como para encontrar pareja fiel en el hijo mayor de la casa del leñero.
Ahora mismo está en cinta y la gente ofrenda y suplica por un heredero que continúe la senda del mágico delirio.

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